Un artista del trapecio[Cuento. Texto completo.]Franz Kafka | |
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miércoles, 24 de abril de 2013
Un artista del trapecio - Franz Kafka - Ciudad Seva
Un artista del trapecio - Franz Kafka - Ciudad Seva:
domingo, 21 de abril de 2013
(17) Cuentos Rusos *El Rey del Frío* - Taringa!
(17) Cuentos Rusos *El Rey del Frío* - Taringa!:
Cuentos Rusos *El Rey del Frío*
Érase que se era un viejo que vivía con su mujer, también anciana, y con sus tres hijas, la mayor de las cuales era hijastra de aquélla. Como sucede casi siempre, la madrastra no dejaba nunca en paz a la pobre muchacha y la regañaba constantemente por cualquier pretexto.
-¡Qué perezosa y sucia eres! ¿Dónde pusiste la escoba? ¿Qué has hecho de la badila? ¡Qué sucio está este suelo!
Y, sin embargo, Marfutka podía servir muy bien de modelo, pues, además de linda, era muy trabajadora y modesta. Se levantaba al amanecer, iba en busca de leña y de agua, encendía la lumbre, barría, daba de comer al ganado y se esforzaba en agradar a su madrastra, soportando pacientemente cuantos reproches, siempre injustos, le hacía. Sólo cuando ya no podía más se sentaba en un rincón, donde se consolaba llorando.
Sus hermanas, con el ejemplo que recibían de su madre, le dirigían frecuentes insultos y la mortificaban grandemente; acostumbraban a levantarse tarde, se lavaban con el agua que Marfutka había preparado para sí y se secaban con su toalla limpia. Después de haber comido es cuando solían ponerse a trabajar.
El viejo se compadecía de su hija mayor, pero no sabía cómo intervenir en su favor, pues su mujer, que era la que mandaba en aquella casa, no le permitía nunca dar su opinión.
Las hijas fueron creciendo, llegaron a la edad de buscarles marido, y los ancianos calculaban el modo de casarlas lo mejor posible. El padre deseaba que las tres tuviesen acierto en la elección; pero la madre sólo pensaba en sus dos hijas y no en la hijastra. Un día se le ocurrió una idea perversa, y dijo a su marido:
-Oye, viejo, ya es hora de que casemos a Marfutka, pues pienso que mientras ella no se case tal vez suceda que las niñas pierdan un buen partido; así es que nos tenemos que deshacer de ella casándola lo antes posible.
-¡Bien! -dijo el marido, echándose sobre la estufa.
Entonces la vieja continuó:
-Yo ya le tengo elegido un novio; así es que mañana te levantarás al amanecer, engancharás el caballo al trineo y partirás con Marfutka; pero no te diré dónde debes ir hasta que llegue el momento de marchar.
Luego, dirigiéndose a su hijastra, le habló así:
-Y tú, hijita querida, meterás todas tus cosas en tu baulito y te vestirás con tus mejores galas, pues tienes que acompañar a tu padre a una visita.
Al día siguiente Marfutka se levantó al amanecer, se lavó cuidadosamente, recitó sus oraciones, saludó al padre y a la madre, puso lo poco que tenía en el pequeño baúl y se engalanó con su mejor vestido. Resultaba una novia hermosísima.
El viejo, cuando hubo enganchado el caballo al trineo, lo puso ante la puerta de la cabaña y dijo:
-Ya está todo listo; y tú, Marfutka, ¿estás también preparada?
-Sí, estoy pronta, padre mío.
-Bien -dijo la madrastra-; ahora es preciso que coman.
El anciano padre, lleno de asombro, pensó: «¿Por qué se sentirá hoy tan generosa la vieja?»
Cuando terminaba la colación, dijo la esposa al asombrado viejo y a su hijastra:
-Te he desposado, Marfutka, con el Rey del Frío. No es un novio joven ni apuesto, pero es, en cambio, riquísimo, y ¿qué más puedes desear? Con el tiempo llegarás a quererlo.
El anciano dejó caer la cuchara, que aún tenía en la mano, y con los ojos llenos de espanto miró suplicante a su mujer.
-Por Dios, mujer -lo dijo-. ¿Perdiste el juicio?
-No sirve ya que protestes; ¡está decidido, y basta! ¿No es acaso un novio rico? Pues entonces, ¿de qué quejarse? Todos los abetos, pinos y abedules los tiene cubiertos de plata. No tendrán que andar mucho; irán directamente hasta la primera bifurcación del camino, luego tirarán hacia la derecha, entrarán en el bosque, y cuando hayan corrido unas cuantas leguas verán un pino altísimo y allí quedará depositada Marfutka. Fíjate bien en el sitio que te digo para no olvidarlo, pues mañana volverás para hacerle una visita a la recién casada. ¡Ánimo, pues! Es preciso que no pierdan tiempo.
Era un invierno crudísimo el de aquel año; cubrían la tierra enormes montones de nieve helada y los pájaros caían muertos de frío cuando intentaban volar. El desesperado viejo abandonó el banco en que estaba sentado, acomodó en el trineo el equipaje de su hija, mandando a ésta que se abrigara bien con la pelliza, y al fin se pusieron los dos en camino.
Cuando llegaron al bosque se internaron en él. Era un bosque frondoso, y tan espeso que parecía infranqueable. Al llegar bajo el altísimo pino hicieron alto, y el viejo dijo a su hija:
-Baja, hija mía.
Marfutka lo obedeció y su padre descargó del trineo el baulito, que puso al pie del árbol. Hizo que su hija se sentara sobre él y dijo:
-Espera aquí a tu prometido y acógelo cariñosamente.
Se despidieron y el padre volvió a tomar el camino de su casa.
La pobre niña, al quedar sola al pie del altísimo pino, sentada sobre su baúl, sintió gran tristeza. Al poco rato empezó a tiritar, pues hacía un frío intensísimo que la iba invadiendo poco a poco. De pronto oyó allá a lo lejos al Rey del Frío, que hacía gemir al bosque saltando de un abeto a otro. Por fin llegó hasta el pino altísimo, y al descubrir a Marfutka le dijo:
-Doncellita, ¿tienes frío? ¿Tienes frío, hermosa?
-No, no tengo frío, abuelito -contestó la infeliz muchacha, mientras daba diente con diente.
El Rey del Frío fue descendiendo, haciendo gemir al pino más y más, y ya muy cerca de Marfutka volvió a preguntarle:
-Doncellita, ¿tienes frío? ¿Tienes frío, hermosa?
Y la pobrecita niña no le pudo responder porque ya empezaba a quedarse helada.
Entonces el rey sintió gran compasión por ella y la arropó bien con abrigos de pieles y le prodigó mil caricias. Luego le regaló un cofrecillo en el que había mil prendas lujosas y de valor, un capote forrado de raso y muchísimas piedras preciosas.
-Me conmoviste, niña, con tu docilidad y paciencia.
La perversa madrastra se levantó con el alba y se puso a freír buñuelos para celebrar la muerte de Marfutka.
-Ahora -dijo a su marido- vete a felicitar a los recién casados.
El viejo, pacientemente, enganchó el caballo al trineo y se marchó. Cuando llegó al pie del pino no daba crédito a sus ojos: Marfutka estaba sentada sobre el baúl, como la dejó la víspera, sólo que muy contenta y abrigada con un precioso abrigo de pieles; adornaba sus orejas con magníficos pendientes y a su lado se veía un soberbio cofre de plata repujada.
Cargó el viejo todo este tesoro en el trineo, hizo subir en él a su hija y, sentándose a su vez, arreó al caballo camino de su cabaña.
Mientras tanto, la vieja, que seguía su tarea de freír buñuelos, sintió que el Perrillo ladraba debajo del banco:
-¡Guau! ¡Guau! Marfutka viene cargada de tesoros.
Se incomodó la vieja al oírlo, y la rabia le hizo coger un leño, que tiró al can.
-¡Mientes, maldito! El viejo trae solamente los huesecitos de Marfutka.
Al fin se sintió llegar al trineo y la vieja se apresuró a salir a la puerta. Quedó asombrada. Marfutka venía más hermosa que nunca, sentada junto a su padre y ataviada ricamente. Junto a sí traía el cofre de plata que encerraba los regalos del Rey del Frío.
La madrastra disimuló su rabia, acogiendo con muestras de alegría y cariño a la muchacha, y la invitó a entrar en la cabaña, haciéndola sentar en el sitio de honor, debajo de las imágenes.
Sus dos hermanas sintieron gran envidia al ver los ricos presentes que le había hecho el Rey del Frío, y pidieron a su madre que las llevara al bosque para hacer una visita a tan espléndido señor.
-También nos regalará a nosotras -dijeron-, pues somos tan hermosas o más que Marfutka.
A la siguiente mañana la madre dio de comer a sus hijas, hizo que se vistieran con sus mejores vestidos y preparó todas las cosas necesarias para el viaje. Se despidieron ellas de su madre y, acompañadas del viejo, partieron hacia el mismo sitio donde quedara la víspera su hermana mayor. Y allí, bajo el pino altísimo, las dejó su padre.
Sentáronse las dos jóvenes una junto a otra, decididas a esperar y entretenidas en calcular las enormes riquezas del Rey del Frío. Llevaban bonísimos abrigos; pero, no obstante, empezaron a sentir mucho frío.
-¿Dónde se habrá metido ese rey? -dijo una de ellas-. Si continuamos así mucho rato llegaremos a helarnos.
-¿Y qué vamos a hacer? -dijo la otra-. ¿Te figuras tú que novios del rango del Rey del Frío se apresuran por ir a ver a sus prometidas? Y a propósito: ¿a quién crees tú que elegirá, a ti o a mí?
-Desde luego creo que a mí, porque soy la mayor.
-No, te engañas; me escogerá a mí.
-¡Serás tonta!
Se enzarzaron de palabras y concluyeron por reñir seriamente. Y riñeron, riñeron, hasta que de repente oyeron al Rey del Frío, que hacía gemir al bosque saltando de un abeto a otro.
Enmudecieron las jóvenes y sintieron al fin sobre el pino altísimo a su presunto prometido, que les decía:
-Doncellitas, doncellitas, ¿tienen frío? ¿Tienen frío, hermosas?
-¡Oh, sí, abuelo! Sentimos demasiado frío. ¡Un frío enorme! Esperándote, casi nos hemos quedado heladas. ¿Dónde te metiste para no llegar hasta ahora?
Descendió un tanto el Rey del Frío, haciendo gemir más y más al pino, y volvió a preguntarles:
-Doncellitas, doncellitas, ¿tienen frío? ¿Tienen frío, hermosas?
-¡Vete allá, viejo estúpido! Nos tienes medio heladas y todavía nos preguntas si tenemos frío. ¡Vaya! ¡Mira que venir encima con burlas! Danos de una vez los regalos o nos marcharemos inmediatamente de aquí.
Bajó entonces el Rey del Frío hasta el mismo suelo e insistió en la pregunta:
-Doncellitas, doncellitas, ¿tienen frío? ¿Tienen frío, hermosas?
Sintieron tal ira las hijas de la vieja, que ni siquiera se dignaron contestarle, y entonces el rey sintió también enojo y las aventó de tal modo que las jóvenes quedaron yertas en la misma actitud violenta que tenían; y todavía el Rey del Frío esparció sobre ellas gran cantidad de escarcha, alejándose por fin del bosque, saltando de un abeto a otro y haciendo gemir las ramas de los árboles bajo su agudo soplo...
Al día siguiente dijo la mujer a su esposo:
-¡Anda, hombre! Engancha de una vez el trineo, pon gran cantidad de heno y lleva contigo la mejor manta, pues con seguridad que mis hijitas tendrán mucho frío. ¿No ves el tiempo que está haciendo? ¡Anda! ¡Ve de prisa!
El anciano hizo todo lo que le decía su mujer y marchó en busca de las hijas. Al llegar al sitio del bosque donde quedaron las doncellas levantó las manos al cielo con gesto desesperado y lleno de estupor; sus dos hijas estaban muertas, sentadas al pie del altísimo pino. Fue preciso levantarlas para depositarlas en el trineo y dirigirse a casa.
Entretanto la vieja preparaba una comida suculenta para regalar a sus hijas; pero el Perrito ladró esta vez de nuevo bajo el banco de este modo:
-¡Guau! ¡Guau! Viene el viejo, pero sólo trae los huesecitos de tus hijas.
La mujer, encolerizada, le tiró un leño.
-¡Mientes, maldito! El viejo viene con nuestras hijas y traen además el trineo cargado de tesoros.
Por fin llegó el anciano, y salió la esposa a recibirle; pero quedó como petrificada: sus dos hijas venían yertas tendidas sobre el trineo.
-¿Qué hiciste, viejo idiota? -le dijo-. ¿Qué hiciste con mis hijas, con nuestras niñas adoradas? ¿Es que quieres que te golpee con el hurgón?
-¡Qué quieres que le hagamos, mujer! -contestó el viejo con desesperado acento-. Todos hemos tenido la culpa: ellas, las infelices, por haber sentido envidia y deseo de riquezas; tú, por no haberlas disuadido, y yo he pecado siempre dejándote hacer cuanto te vino en gana. Ahora ya no tiene remedio.
Se desesperó y lloró la mujer con lágrimas de amargura y se rebeló contra el marido; pero el tiempo mitigó penas y rencores y al final hicieron las paces. Y desde entonces fue menos despiadada con Marfutka, la que pasado algún tiempo se casó con un buen mozo, bailando los dos ancianos el día del desposorio.
-¡Qué perezosa y sucia eres! ¿Dónde pusiste la escoba? ¿Qué has hecho de la badila? ¡Qué sucio está este suelo!
Y, sin embargo, Marfutka podía servir muy bien de modelo, pues, además de linda, era muy trabajadora y modesta. Se levantaba al amanecer, iba en busca de leña y de agua, encendía la lumbre, barría, daba de comer al ganado y se esforzaba en agradar a su madrastra, soportando pacientemente cuantos reproches, siempre injustos, le hacía. Sólo cuando ya no podía más se sentaba en un rincón, donde se consolaba llorando.
Sus hermanas, con el ejemplo que recibían de su madre, le dirigían frecuentes insultos y la mortificaban grandemente; acostumbraban a levantarse tarde, se lavaban con el agua que Marfutka había preparado para sí y se secaban con su toalla limpia. Después de haber comido es cuando solían ponerse a trabajar.
El viejo se compadecía de su hija mayor, pero no sabía cómo intervenir en su favor, pues su mujer, que era la que mandaba en aquella casa, no le permitía nunca dar su opinión.
Las hijas fueron creciendo, llegaron a la edad de buscarles marido, y los ancianos calculaban el modo de casarlas lo mejor posible. El padre deseaba que las tres tuviesen acierto en la elección; pero la madre sólo pensaba en sus dos hijas y no en la hijastra. Un día se le ocurrió una idea perversa, y dijo a su marido:
-Oye, viejo, ya es hora de que casemos a Marfutka, pues pienso que mientras ella no se case tal vez suceda que las niñas pierdan un buen partido; así es que nos tenemos que deshacer de ella casándola lo antes posible.
-¡Bien! -dijo el marido, echándose sobre la estufa.
Entonces la vieja continuó:
-Yo ya le tengo elegido un novio; así es que mañana te levantarás al amanecer, engancharás el caballo al trineo y partirás con Marfutka; pero no te diré dónde debes ir hasta que llegue el momento de marchar.
Luego, dirigiéndose a su hijastra, le habló así:
-Y tú, hijita querida, meterás todas tus cosas en tu baulito y te vestirás con tus mejores galas, pues tienes que acompañar a tu padre a una visita.
Al día siguiente Marfutka se levantó al amanecer, se lavó cuidadosamente, recitó sus oraciones, saludó al padre y a la madre, puso lo poco que tenía en el pequeño baúl y se engalanó con su mejor vestido. Resultaba una novia hermosísima.
El viejo, cuando hubo enganchado el caballo al trineo, lo puso ante la puerta de la cabaña y dijo:
-Ya está todo listo; y tú, Marfutka, ¿estás también preparada?
-Sí, estoy pronta, padre mío.
-Bien -dijo la madrastra-; ahora es preciso que coman.
El anciano padre, lleno de asombro, pensó: «¿Por qué se sentirá hoy tan generosa la vieja?»
Cuando terminaba la colación, dijo la esposa al asombrado viejo y a su hijastra:
-Te he desposado, Marfutka, con el Rey del Frío. No es un novio joven ni apuesto, pero es, en cambio, riquísimo, y ¿qué más puedes desear? Con el tiempo llegarás a quererlo.
El anciano dejó caer la cuchara, que aún tenía en la mano, y con los ojos llenos de espanto miró suplicante a su mujer.
-Por Dios, mujer -lo dijo-. ¿Perdiste el juicio?
-No sirve ya que protestes; ¡está decidido, y basta! ¿No es acaso un novio rico? Pues entonces, ¿de qué quejarse? Todos los abetos, pinos y abedules los tiene cubiertos de plata. No tendrán que andar mucho; irán directamente hasta la primera bifurcación del camino, luego tirarán hacia la derecha, entrarán en el bosque, y cuando hayan corrido unas cuantas leguas verán un pino altísimo y allí quedará depositada Marfutka. Fíjate bien en el sitio que te digo para no olvidarlo, pues mañana volverás para hacerle una visita a la recién casada. ¡Ánimo, pues! Es preciso que no pierdan tiempo.
Era un invierno crudísimo el de aquel año; cubrían la tierra enormes montones de nieve helada y los pájaros caían muertos de frío cuando intentaban volar. El desesperado viejo abandonó el banco en que estaba sentado, acomodó en el trineo el equipaje de su hija, mandando a ésta que se abrigara bien con la pelliza, y al fin se pusieron los dos en camino.
Cuando llegaron al bosque se internaron en él. Era un bosque frondoso, y tan espeso que parecía infranqueable. Al llegar bajo el altísimo pino hicieron alto, y el viejo dijo a su hija:
-Baja, hija mía.
Marfutka lo obedeció y su padre descargó del trineo el baulito, que puso al pie del árbol. Hizo que su hija se sentara sobre él y dijo:
-Espera aquí a tu prometido y acógelo cariñosamente.
Se despidieron y el padre volvió a tomar el camino de su casa.
La pobre niña, al quedar sola al pie del altísimo pino, sentada sobre su baúl, sintió gran tristeza. Al poco rato empezó a tiritar, pues hacía un frío intensísimo que la iba invadiendo poco a poco. De pronto oyó allá a lo lejos al Rey del Frío, que hacía gemir al bosque saltando de un abeto a otro. Por fin llegó hasta el pino altísimo, y al descubrir a Marfutka le dijo:
-Doncellita, ¿tienes frío? ¿Tienes frío, hermosa?
-No, no tengo frío, abuelito -contestó la infeliz muchacha, mientras daba diente con diente.
El Rey del Frío fue descendiendo, haciendo gemir al pino más y más, y ya muy cerca de Marfutka volvió a preguntarle:
-Doncellita, ¿tienes frío? ¿Tienes frío, hermosa?
Y la pobrecita niña no le pudo responder porque ya empezaba a quedarse helada.
Entonces el rey sintió gran compasión por ella y la arropó bien con abrigos de pieles y le prodigó mil caricias. Luego le regaló un cofrecillo en el que había mil prendas lujosas y de valor, un capote forrado de raso y muchísimas piedras preciosas.
-Me conmoviste, niña, con tu docilidad y paciencia.
La perversa madrastra se levantó con el alba y se puso a freír buñuelos para celebrar la muerte de Marfutka.
-Ahora -dijo a su marido- vete a felicitar a los recién casados.
El viejo, pacientemente, enganchó el caballo al trineo y se marchó. Cuando llegó al pie del pino no daba crédito a sus ojos: Marfutka estaba sentada sobre el baúl, como la dejó la víspera, sólo que muy contenta y abrigada con un precioso abrigo de pieles; adornaba sus orejas con magníficos pendientes y a su lado se veía un soberbio cofre de plata repujada.
Cargó el viejo todo este tesoro en el trineo, hizo subir en él a su hija y, sentándose a su vez, arreó al caballo camino de su cabaña.
Mientras tanto, la vieja, que seguía su tarea de freír buñuelos, sintió que el Perrillo ladraba debajo del banco:
-¡Guau! ¡Guau! Marfutka viene cargada de tesoros.
Se incomodó la vieja al oírlo, y la rabia le hizo coger un leño, que tiró al can.
-¡Mientes, maldito! El viejo trae solamente los huesecitos de Marfutka.
Al fin se sintió llegar al trineo y la vieja se apresuró a salir a la puerta. Quedó asombrada. Marfutka venía más hermosa que nunca, sentada junto a su padre y ataviada ricamente. Junto a sí traía el cofre de plata que encerraba los regalos del Rey del Frío.
La madrastra disimuló su rabia, acogiendo con muestras de alegría y cariño a la muchacha, y la invitó a entrar en la cabaña, haciéndola sentar en el sitio de honor, debajo de las imágenes.
Sus dos hermanas sintieron gran envidia al ver los ricos presentes que le había hecho el Rey del Frío, y pidieron a su madre que las llevara al bosque para hacer una visita a tan espléndido señor.
-También nos regalará a nosotras -dijeron-, pues somos tan hermosas o más que Marfutka.
A la siguiente mañana la madre dio de comer a sus hijas, hizo que se vistieran con sus mejores vestidos y preparó todas las cosas necesarias para el viaje. Se despidieron ellas de su madre y, acompañadas del viejo, partieron hacia el mismo sitio donde quedara la víspera su hermana mayor. Y allí, bajo el pino altísimo, las dejó su padre.
Sentáronse las dos jóvenes una junto a otra, decididas a esperar y entretenidas en calcular las enormes riquezas del Rey del Frío. Llevaban bonísimos abrigos; pero, no obstante, empezaron a sentir mucho frío.
-¿Dónde se habrá metido ese rey? -dijo una de ellas-. Si continuamos así mucho rato llegaremos a helarnos.
-¿Y qué vamos a hacer? -dijo la otra-. ¿Te figuras tú que novios del rango del Rey del Frío se apresuran por ir a ver a sus prometidas? Y a propósito: ¿a quién crees tú que elegirá, a ti o a mí?
-Desde luego creo que a mí, porque soy la mayor.
-No, te engañas; me escogerá a mí.
-¡Serás tonta!
Se enzarzaron de palabras y concluyeron por reñir seriamente. Y riñeron, riñeron, hasta que de repente oyeron al Rey del Frío, que hacía gemir al bosque saltando de un abeto a otro.
Enmudecieron las jóvenes y sintieron al fin sobre el pino altísimo a su presunto prometido, que les decía:
-Doncellitas, doncellitas, ¿tienen frío? ¿Tienen frío, hermosas?
-¡Oh, sí, abuelo! Sentimos demasiado frío. ¡Un frío enorme! Esperándote, casi nos hemos quedado heladas. ¿Dónde te metiste para no llegar hasta ahora?
Descendió un tanto el Rey del Frío, haciendo gemir más y más al pino, y volvió a preguntarles:
-Doncellitas, doncellitas, ¿tienen frío? ¿Tienen frío, hermosas?
-¡Vete allá, viejo estúpido! Nos tienes medio heladas y todavía nos preguntas si tenemos frío. ¡Vaya! ¡Mira que venir encima con burlas! Danos de una vez los regalos o nos marcharemos inmediatamente de aquí.
Bajó entonces el Rey del Frío hasta el mismo suelo e insistió en la pregunta:
-Doncellitas, doncellitas, ¿tienen frío? ¿Tienen frío, hermosas?
Sintieron tal ira las hijas de la vieja, que ni siquiera se dignaron contestarle, y entonces el rey sintió también enojo y las aventó de tal modo que las jóvenes quedaron yertas en la misma actitud violenta que tenían; y todavía el Rey del Frío esparció sobre ellas gran cantidad de escarcha, alejándose por fin del bosque, saltando de un abeto a otro y haciendo gemir las ramas de los árboles bajo su agudo soplo...
Al día siguiente dijo la mujer a su esposo:
-¡Anda, hombre! Engancha de una vez el trineo, pon gran cantidad de heno y lleva contigo la mejor manta, pues con seguridad que mis hijitas tendrán mucho frío. ¿No ves el tiempo que está haciendo? ¡Anda! ¡Ve de prisa!
El anciano hizo todo lo que le decía su mujer y marchó en busca de las hijas. Al llegar al sitio del bosque donde quedaron las doncellas levantó las manos al cielo con gesto desesperado y lleno de estupor; sus dos hijas estaban muertas, sentadas al pie del altísimo pino. Fue preciso levantarlas para depositarlas en el trineo y dirigirse a casa.
Entretanto la vieja preparaba una comida suculenta para regalar a sus hijas; pero el Perrito ladró esta vez de nuevo bajo el banco de este modo:
-¡Guau! ¡Guau! Viene el viejo, pero sólo trae los huesecitos de tus hijas.
La mujer, encolerizada, le tiró un leño.
-¡Mientes, maldito! El viejo viene con nuestras hijas y traen además el trineo cargado de tesoros.
Por fin llegó el anciano, y salió la esposa a recibirle; pero quedó como petrificada: sus dos hijas venían yertas tendidas sobre el trineo.
-¿Qué hiciste, viejo idiota? -le dijo-. ¿Qué hiciste con mis hijas, con nuestras niñas adoradas? ¿Es que quieres que te golpee con el hurgón?
-¡Qué quieres que le hagamos, mujer! -contestó el viejo con desesperado acento-. Todos hemos tenido la culpa: ellas, las infelices, por haber sentido envidia y deseo de riquezas; tú, por no haberlas disuadido, y yo he pecado siempre dejándote hacer cuanto te vino en gana. Ahora ya no tiene remedio.
Se desesperó y lloró la mujer con lágrimas de amargura y se rebeló contra el marido; pero el tiempo mitigó penas y rencores y al final hicieron las paces. Y desde entonces fue menos despiadada con Marfutka, la que pasado algún tiempo se casó con un buen mozo, bailando los dos ancianos el día del desposorio.
miércoles, 17 de abril de 2013
El secreto de la bella Ardiane - Villiers de L'Isle Adam - Ciudad Seva
El secreto de la bella Ardiane - Villiers de L'Isle Adam - Ciudad Seva:
El secreto de la bella Ardiane[Cuento. Texto completo.]Villiers de L'Isle Adam | ||
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miércoles, 10 de abril de 2013
La gallina degollada - Horacio Quiroga - Ciudad Seva
La gallina degollada - Horacio Quiroga - Ciudad Seva:
La gallina degollada[Cuento. Texto completo.]Horacio Quiroga | |
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lunes, 8 de abril de 2013
10 Curiosidades del papel higiénico
10 Curiosidades del papel higiénico - Taringa!:
10 Curiosidades acerca del higiénico.
Hoy en día en la mayoría de lugares del mundo y con excepción de algunos paraisos perdidos en el mundo, un objeto se dedica a hacer la vida más comoda a las personas. Estas son algunas curiosidades sobre este gran invento.
1. Antes de la invención del papel higiénico se utilizaban materiales diversos: lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de maíz. Los antiguos griegos se aseaban con trozos de arcilla y piedras, mientras que los romanos se servían de esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada. Por su parte, los inuit optaban por musgo en verano y por en , y para las gentes de zonas costeras la solución procedía de las conchas marinas y las algas.
2. Los primeros en crear y usar papel higiénico fueron los chinos, quienes en el siglo II A.d.C. ya diseñaron un papel cuyo uso principal era el aseo íntimo. Varios siglos más tarde (allá por el siglo XVI), las hojas chinas de papel destacaban por su gran tamaño (medio metro de ancho por 90 centímetros de alto). Sin duda, estas hojas estaban en consonancia con la posición jerárquica de sus usuarios: los propios emperadores y sus cortesanos.
3. En higiene personal las clases sociales estaban bien delimitadas. Los antiguos romanos de las clases pudientes utilizaban lana bien empapada en agua de rosas, mientras que la realeza francesa utilizaba nada menos que encaje y sedas. La hoja de cáñamo era el más internacional de los materiales utilizados por los ricos y poderosos.
4. Joseph C. Gayetty fue el primero en comercializar el papel higiénico allá por 1857. El producto primigenio consistía en láminas de papel humedecido con aloe, denominado “papel medicinal de Gayetty’, un auténtico lujo para los más hedonistas. El nuevo producto, de precio prohibitivo, se comercializaba bajo un visionario eslogan: “la mayor necesidad de nuestra era, el papel medicinal de Gayetty para el baño’.
5. En 1880 los hermanos Edward y Clarence Scott comienzan a comercializar el papel enrollado que hoy conocemos. Una presentación en sociedad llena de obstáculos dados los muchos tabúes que rodeaban al nuevo producto. Por la época se consideraba inmoral y pernicioso que el papel estuviera expuesto en las tiendas a la vista del público en general.
6. Pero el papel de los orígenes no era el producto suave y absorbente de nuestros días. En 1935 se lanza un papel higiénico mejorado bajo el reclamo de “papel libre de astillas’. Esto nos hace deducir que lo habitual de la época era que el papel higiénico contara con alguna que otra impureza.
7. La importancia del papel higiénico en nuestros días es incuestionable, incluso el Gobierno de los Estados Unidos lo reconoció en 1944. El motivo de dicho reconocimiento fue: “su heroico esfuerzo en el suministro a los soldados durante la II Guerra Mundial’.
8. Dicha importancia llegó a ser estratégica en la Operación Tormenta del Desierto de la Guerra del Golfo y el papel higiénico usado militarmente. El verde de los tanques estadounidenses contrastaba demasiado con las blancas arenas del desierto y no se contaba con el tiempo necesario para pintar los vehículos. Se optó por envolver los tanques en papel higiénico como técnica de camuflaje de última hora.
9. De ser un producto denostado y vendido discretamente en la trastienda, el papel higiénico se ha convertido en el protagonista de pasarelas de moda, obras de arte y delicados trabajos de papiroflexia. Artistas plásticos de renombre como Christo, Anastassia Elias o Yuken Teruya han utilizado papel higiénico como material para sus trabajos. En el terreno de la moda, es célebre el certamen Cheap Chic Weddings Toilet Paper Wedding Dress Contest, que cada año reúne en Estados Unidos a las más originales propuestas de vestidos nupciales confeccionados con papel higiénico.
10. El papel higiénico tal cual lo conocemos hoy en día ha experimentado un gran desarrollo a lo largo de los cerca de 140 años que han transcurrido desde su invención. A la doble capa del papel (incorporada en 1942) se suman tecnologías punteras que tratan de mejorar la suavidad. La última innovación del producto supone incorporar lociónes de karité, un fruto natural con reconocidas propiedades cosméticas.
10 Curiosidades acerca del higiénico.
Breve recorrido por la historia de tan usual objeto.
Hoy en día en la mayoría de lugares del mundo y con excepción de algunos paraisos perdidos en el mundo, un objeto se dedica a hacer la vida más comoda a las personas. Estas son algunas curiosidades sobre este gran invento.
1. Antes de la invención del papel higiénico se utilizaban materiales diversos: lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de maíz. Los antiguos griegos se aseaban con trozos de arcilla y piedras, mientras que los romanos se servían de esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada. Por su parte, los inuit optaban por musgo en verano y por en , y para las gentes de zonas costeras la solución procedía de las conchas marinas y las algas.
2. Los primeros en crear y usar papel higiénico fueron los chinos, quienes en el siglo II A.d.C. ya diseñaron un papel cuyo uso principal era el aseo íntimo. Varios siglos más tarde (allá por el siglo XVI), las hojas chinas de papel destacaban por su gran tamaño (medio metro de ancho por 90 centímetros de alto). Sin duda, estas hojas estaban en consonancia con la posición jerárquica de sus usuarios: los propios emperadores y sus cortesanos.
3. En higiene personal las clases sociales estaban bien delimitadas. Los antiguos romanos de las clases pudientes utilizaban lana bien empapada en agua de rosas, mientras que la realeza francesa utilizaba nada menos que encaje y sedas. La hoja de cáñamo era el más internacional de los materiales utilizados por los ricos y poderosos.
4. Joseph C. Gayetty fue el primero en comercializar el papel higiénico allá por 1857. El producto primigenio consistía en láminas de papel humedecido con aloe, denominado “papel medicinal de Gayetty’, un auténtico lujo para los más hedonistas. El nuevo producto, de precio prohibitivo, se comercializaba bajo un visionario eslogan: “la mayor necesidad de nuestra era, el papel medicinal de Gayetty para el baño’.
5. En 1880 los hermanos Edward y Clarence Scott comienzan a comercializar el papel enrollado que hoy conocemos. Una presentación en sociedad llena de obstáculos dados los muchos tabúes que rodeaban al nuevo producto. Por la época se consideraba inmoral y pernicioso que el papel estuviera expuesto en las tiendas a la vista del público en general.
6. Pero el papel de los orígenes no era el producto suave y absorbente de nuestros días. En 1935 se lanza un papel higiénico mejorado bajo el reclamo de “papel libre de astillas’. Esto nos hace deducir que lo habitual de la época era que el papel higiénico contara con alguna que otra impureza.
7. La importancia del papel higiénico en nuestros días es incuestionable, incluso el Gobierno de los Estados Unidos lo reconoció en 1944. El motivo de dicho reconocimiento fue: “su heroico esfuerzo en el suministro a los soldados durante la II Guerra Mundial’.
8. Dicha importancia llegó a ser estratégica en la Operación Tormenta del Desierto de la Guerra del Golfo y el papel higiénico usado militarmente. El verde de los tanques estadounidenses contrastaba demasiado con las blancas arenas del desierto y no se contaba con el tiempo necesario para pintar los vehículos. Se optó por envolver los tanques en papel higiénico como técnica de camuflaje de última hora.
9. De ser un producto denostado y vendido discretamente en la trastienda, el papel higiénico se ha convertido en el protagonista de pasarelas de moda, obras de arte y delicados trabajos de papiroflexia. Artistas plásticos de renombre como Christo, Anastassia Elias o Yuken Teruya han utilizado papel higiénico como material para sus trabajos. En el terreno de la moda, es célebre el certamen Cheap Chic Weddings Toilet Paper Wedding Dress Contest, que cada año reúne en Estados Unidos a las más originales propuestas de vestidos nupciales confeccionados con papel higiénico.
10. El papel higiénico tal cual lo conocemos hoy en día ha experimentado un gran desarrollo a lo largo de los cerca de 140 años que han transcurrido desde su invención. A la doble capa del papel (incorporada en 1942) se suman tecnologías punteras que tratan de mejorar la suavidad. La última innovación del producto supone incorporar lociónes de karité, un fruto natural con reconocidas propiedades cosméticas.
Las Mujeres son enseñables
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"Folleto que fue pensado para ayudar a los jefes masculinos en la supervisión de sus en las plantas nuevas RCA". C.1940SFuentes de Información
Comprar, tirar, comprar… la obsolescencia programada
180: Comprar, tirar, comprar… la obsolescencia programada:
Comprar, tirar, comprar… la obsolescencia programada Escucha el texto
¿Qué tienen en común las lámparas incandescentes, las medias de nylon y las impresoras? Estos tres productos fueron diseñados para fallar. Así lo sostiene el documental “Comprar, tirar, comprar” de la realizadora alemana Cosima Dannoritzer que se puede ver en internet.
Publicado el: 4 de agosto de 2012 a las 17:11
Por: Redacción 180
El documental está disponible en la web de Televisión Española.
Cosima investigó durante tres años algunas leyendas urbanas, como que las medias de nylon de antes no se rompían o que las lámparas incandescentes duraban más. Detrás de esas leyendas Cosima encontró hechos y una decisión explícita de la industria de acortar la vida útil de los productos para aumentar las ventas.
Cosima habló con No toquen nada y explicó que esta forma de diseñar los productos de consumo se la conoce como “obsolescencia programada”. “Es un concepto que tiene que ver con cuánto duran los productos. Estamos en una época de mucha sobreproducción, entonces a la industria le interesa que las cosas no duren mucho. Si duran una vida muy corta, las tenemos que reemplazar continuamente y hay más movimiento en la economía”, explicó.
Esto comenzó en los años 20 cuando los niveles de producción eran tan altos que la gente no podía comprar todo lo que se sacaba al mercado. “Entonces se inventó este concepto con la idea de en vez de producir menos, vamos a vender más”, afirmó.
Una lámpara centenaria
El destacamento de bomberos de Livermore en California, Estados Unidos, aloja a la lámpara incandescente más antigua del mundo. Allí tienen una lámpara funcionando desde 1901. En junio cumplió 111 años en perfecto estado.
La lámpara es un punto de interés turístico de la ciudad e incluso se puede ver por internet a través de una webcam que instaló el destacamento de bomberos. De momento se rompieron dos webcams y la lámpara va por la tercera.
Pero ¿qué sucedió para que las lámparas tengan una duración breve? Cosima cuenta que los fabricantes se pusieron de acuerdo en limitar la vida útil de las lámparas a 1.000 horas y es el primer caso de la obsolescencia programada que está documentado. “En los años 20 los fabricantes sabían hacer bombillas que duraban hasta 2.500 horas. Hicieron nunca conferencia y se pusieron de acuerdo en que las bombillas debían durar solo 1.000 horas, más o menos un año en el uso normal. Todo el mundo firmaba un contrato y si una empresa hacía bombillas que duraban más, las multaban. Así poco a poco por los años 40 todos los fabricantes pasaron a hacer que duraran 1.000 horas y se ha mantenido hasta ahora ese sistema”, explicó.
El filamento de las lámparas fue inventado para que durara. Pero en la navidad de 1924, cuenta Markus Krajewski –investigador de la Universidad Bauhaus- en el documental, los principales fabricantes (como Philips y Osram) se reunieron en Ginebra y formaron el primer cártel mundial para controlar la producción de lámparas. El cartel se llamó Phoebus.
En 1925 se creó el “Comité de las 1.000 horas” para reducir técnicamente la vida útil de las lámparas.
Un documento del cártel que demuestra su existencia, dice que “la vida media de las lámparas no debe ser garantizada, publicitada u ofrecida por otro valor que no sea 1.000 horas”.
Cuando se inició el cártel en 1924 las lámparas tenían una duración de 2.500 horas. Dos años después la duración bajó a menos de 1.500. Para 1940 el cártel logró su objetivo: una lámpara estándar duraba 1.000 horas.
Algo similar ocurrió con las medias de nylon. En 1940 la industria química DuPont inventó una fibra sintética revolucionara: el nylon. El documental cuenta que cuando comenzó la fabricación de las medias de nylon, los trabajadores se las llevaban a sus mujeres y novias para que las probaran. Eran medias muy resistentes.
Pero el orgullo de los ingenieros que crearon un producto resistente de buena calidad duró poco. Si las medias no se rompían, los fabricantes no iban a vender mucho. DuPont dio instrucciones a sus ingenieros para que crearan una fibra más débil que se pueda romper con mayor facilidad.
Ejemplo actual: las impresoras
Hoy se siguen fabricando productos para que se rompan. Una práctica muy común en las impresoras. “Todavía se hacen cosas que están diseñadas para que no duren mucho. Esto se ha dado mucho en la electrónica porque puedes poner un chip que cuenta días o páginas de impresoras y luego dice: ‘ahora no puedo más’. Entonces pueden ‘hacer creer’ al aparato que están bloqueados. En el documental se ve cómo una impresora estaba programada, la desprogramamos y vuelve a funcionar”, afirmó la directora.
Las impresoras hogareñas como las Epson, Canon, HP y demás marcas, dejan de funcionar voluntariamente mostrando un mensaje de error y nos dicen que sólo el servicio técnico es capaz de repararlas.
Sin embargo, en el servicio técnico nos dicen que sale más barato comprar una nueva impresora que repararla. Este problema sucede por lo siguiente: las impresoras tienen un contador que va registrando la cantidad de hojas que van imprimiendo. Los fabricantes lo hacen por dos razones: una para estimar cuándo el cartucho se queda sin tinta y avisarnos que tenemos que sustituirlo, y otra, en el caso de las impresoras de tinta líquida, para limpiar los excesos de tinta que recogen unas esponjas (el fabricante dice que hay que limpiar esas esponjas para que nuestro escritorio no quede lleno de tinta).
Dependiendo del fabricante y del modelo, puede poner estos niveles, por ejemplo, en 600 hojas por cartucho y 5.000 hojas para que haya que llevarla al servicio técnico.
El problema es que los fabricantes no nos sugieren, sino que nos obligan a sustituir los cartuchos o llevar la impresora al servicio técnico en base a una estimación y no a un dato real del estado de la impresora.
En internet se encuentran métodos para resetear los contadores de las impresoras.
Estos tres casos que aparecen en el documental (las lámparas incandescentes, las medias de nylon y las impresoras) ponen de manifiesto las decisiones deliberadas de la industria para limitar la vida útil de los productos.
Demodé
Sin embargo, en el documental se habla de otra forma de obsolescencia programada incorporada a nosotros: la moda.
“Hemos asumido la obsolescencia programada en nuestras cabezas. Entonces muchas veces algo se rompe o funciona pero lo miramos y pensamos que nos gustaría algo nuevo. Estamos de esta manera también manteniendo el sistema”, afirmó.
El documental fue emitido por primera vez en Televisión Española en enero de 2011. Desde ese momento ha recorrido el mundo y ha ganado múltiples premios en España, Australia, Japón, China y Brasil.
Cosima contó cómo fue la repercusión del trabajo. “Las reacciones eran bastante fuertes. Ahora me llegan emails de estudiantes, de diseñadores, en el España hemos hecho muchas presentaciones para ver cómo podemos actuar en forma diferente como consumidores. En Alemania hay una página web donde están recolectando más casos. Creo que a mucha gente le ha gustado porque ha confirmado esa sospecha sobre el tema”, contó.
La directora ha estado en más de 50 festivales y cuenta que siempre hay mucho debate sobre cómo se puede cambiar y qué puede hacer cada uno.
Cósima considera que hoy hay mayor conciencia sobre los problemas ambientales y para la economía familiar que acarrea la obsolescencia programada.
Además hoy hay más cuestionamiento de los ciudadanos.
A través de internet hay mucha gente que está cuestionando la calidad de los productos que compran, o en el caso de las impresoras se encuentran foros que enseñan a solucionar las fallas programadas por los fabricantes.
También inician demandas colectivas contra los fabricantes como ocurrió con la corta duración de la batería de la primera generación de iPods (el reproductor de música de Apple) que para solucionarlo Apple decía que había que tirar el iPod viejo y comprar un nuevo iPod porque no hacía reemplazos de las baterías.
Los clientes perjudicados demandaron colectivamente a Apple y ganaron el juicio. Hoy la batería de los iPods se puede reemplazar por otra original sin tener que tirar el aparato.
La realizadora del documental “Comprar, tirar, comprar” está esperanzada en que las cosas cambien. “Hay más conciencia de que los recursos no son ilimitados, de que los materiales se van acabando, de que el aire no es tan limpio. Creo que la conciencia va creciendo. En los años 50, cuando estaba toda esta locura del consumismo, nadie pensaba en esto. Ahora hay una generación de gente de negocios, de diseñadores, que está trabajando en otra dirección”, señaló.
(En base a un informe de Gabriel Farías, de No toquen nada)
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alberto
martes, 7 de agosto de 2012 a las 11:33
porque siempre me intentan atacar los que no pueden firmar? porque estas lacras no se animan a firmar aunque sea con un nombre y su unico argumento es intentar insultarme? agradezco que me enaltezcas tanto, anonimo, no se si te das cuenta pero cada intento de agresion que escribis en el foro engrandece mis mensajes, porque porque si soy atacado por lacras incapaces de manejar argumentacion como vos, me haces parecer Einstein. Gracias por estar tan atento a mis intevenciones.... como buen reaccionario, reaccionas a mis escritos,,,, jamas logras poer nada que parezca inteligente y siempre lo haces escondido en el anonimato, cosas compresible teniendo en cuenta la calidad de tus intervenciones. espero que sigasn bien y que ejerzas tu voto, a un lider acorde con tus capacidades intelectuales que todos podemos valorar en el foro.. Tambien es muy interesante ver como los cenc¡sores del sitio no se molestan por el nivel academico de tus intervenciones, es evidente que se parecen mas a vos que a mi....no tengo dudas. con aprecio y esperando otra interesante intervecion desde la verguenza que destilas.
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alberto
martes, 7 de agosto de 2012 a las 11:33
Che santino y vos te crees que los paises mas años luz mas desarrollados que nosotros se desarrollron vendiendo vaquitas y soja? o que dejaron enterrados sus recursos naturales para no afear el paisaje? vamos desperta y lee un poco de historia y enterate como hace y como hicieron los paises que estan en la punta del conocimiento para desarrollarse...... con dinero y como hicieron dinero, apelando a tood los que tenian a su alcance....manteniendo su teritorio como si fuese seva virgen.... lee enterate que no hace daño.... fijate que paso con los recurosos naturales en inglaterra alemania italia estados unidos japon corea.... y despues opina..
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Pablo Miguez
lunes, 6 de agosto de 2012 a las 11:28
"El destacamento de bomberos de Livermore en California, Estados Unidos, aloja a la lámpara incandescente más antigua del mundo. Allí tienen una lámpara funcionando desde 1901. En junio cumplió 111 años en perfecto estado.
La lámpara es un punto de interés turístico de la ciudad e incluso se puede ver por internet a través de una webcam que instaló el destacamento de bomberos. De momento se rompieron dos webcams y la lámpara va por la tercera. " Buenisimoooooooooooooo!!!!!!!!!!
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otra vez alberto lmamadera
lunes, 6 de agosto de 2012 a las 07:44
Otra vez mamandosela al gobierno. Por lo imbecil, no podìas faltar mamandola.. Profundo es tu alcahuetería y mamaderez del gobierno.
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juangarneche
lunes, 6 de agosto de 2012 a las 07:44
@nicolás: muchas gracias por el link! Haberlo encontrado antes, me habría ahorrado trabajo. Gracias de nuevo.
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Santino
lunes, 6 de agosto de 2012 a las 07:42
Perá un cacho, bajame la música...PARA DESARROLLAR TECNOLOGIAS ALTERNATIVAS hay que invertir en minas a cielo abierto, centrales nucleares y puertos de aguas profundas???
Tas diciendo cualquier bolazo Alberto, o tas jodiendo no sé...pero es cualquiera lo que decís, además no tenemos por qué desarrollarla nosotros la tecnología, podemos perfectamente utilizar la desarrollada por paises años luz mas avanzados que nosotros...
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Anonymous
lunes, 6 de agosto de 2012 a las 07:40
Clap clap
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Alberto
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 19:29
Gabriel es muy rro que despues de admitir que no sabes nada de fisica y quimica, te animes a opinar sin nigun tipo de fundamento tecnico.... esta noticia es muy vieja.... ya lo sabe todo el mundo medianamente informado. si no les sirve la tecnologia asi programada, no la compren, o desarrollen una alternativa, pero para eos hay que trabajar e invertir en ciencia y tecnologia y para eso se precisan hacer minas a cielo abierto , centrales nucleares y puertos de aguas profundas, como han hecho los paises que hoy dominan en el desarrollo tecnologico mundial... en uruguay no estamso dispuestos a eso, estasmodispuestos a quejarnos y a no hacer nada....conformemonos. queiren inventar tecnologia de larga duracion, bueno haganla...... tiene el dinero y el tiempo para hacerlo? parece logico que si no nos arriesgamos , debamos admitir nuestra posicion en el mundo, o acaso queremos que los otros hagan las cosas por nostros para nosotros como a nosotros nos parece.... un poco ridiculo no?
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Alvaro
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 18:30
Juan ... capaz que tenés razón ... pero vos al igual que todos consumimos cosas que no necesitamos, cambiamos de celular cuando no lo necesitamos, de Tv, y de muchas cosas cuando No las necesitamos, este tipo de videos no vana cambiar al mundo pero nos muestran que somos terribles nabos y nos creemos que no
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Gabriel
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 18:30
No coincido con juangarneche, ni los argumentos que utiliza para desmentir algo tan obvio: que las empresas hacen lo que sea para aumentar sus ventas, tasas de consumo y rentabilidad. No sé nada de física y química, pero si una lamparita está prendida hace 111 años y de 6 W... no puedo creer que HOY no se puedan hacer lamparitas de 100W que duren 10 años. No jodamos. Y eso dejando de lado que son mucho mejor las nuevas LED, a las que seguramente ya esten estudiando como limitar su vida util. Este año se rompió mi primer microondas, comprado en 1993 a U$S 100; hasta la fecha solo se le había cambiado la lamparita interna. Lo llevé al service: me miraron como si fuera de otro planeta, ya que darme un presupuesto costaba U$S 35... y comprar uno nuevo U$S 63 (y apuesto un pie que este nuevo no me va a durar 19 años). En las medias, me parece obvio (solo limitarse a salir con una mujer a una fiesta). En cuanto a impresoras... no sé si es verdad lo de los contadores "matadores", pero no conozco una impresora casera que dure más de un año; y ni hablemos de "formatos abiertos" o universales. Y lo mismo con los cargadores de los celulares (todos diferentes) y en casos más sonados en los ultimos años: el manejo de la nicotina en los cigarillos para que los fumadores aumenten su adicción (no importa el efisema pulmonar, importa la tasa de consumo), durante años vimos la publicidad de Aspirina mostrando 2 pastillas, cuando tomar una sola produce exactamente el mismo efecto, el aumento en escala geométrica de la cantidad de envases de refrescos PET de diferentes tamaños.... Hace poco leí una frase que resume un poco todo esto: "Hemos construído un sistema que nos persuade a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos, para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan". Es sociedad de consumo pura. Use y tire. Compre. Compre. Si no sirve, siempre va a poder comprar más.
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Agustín
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 18:19
Muy buen documental, dinámico y enfocado desde varios puntos de vista.
Con imágenes de archivo, contrastadas con momentos actuales, pero siempre con las mismas conclusiones,hasta donde un artículo es realmente necesario??.
vale la pena toamrse el tiempo para mirarlo.
saludos
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sergio
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 17:30
me parece muy acertada la publicacion del articulo.convendria informar sobre lo peligrosa que es la rotura de las lamparas de bajo consumo,por el producto quimico que se libera al producirse esta
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ALGUIEN
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 17:28
Si la atención se centrara menos en el 'crecimiento' y más en bajar el nivel de consumo que impone la cultura del mundo capitalista serían mucho menos necesarios estos documentales. Pero claro, genera menos ganancias...
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Gonzalo
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 17:28
Juangarneche, esta mujer no quiere convencer a nadie. Tenés que mirar el documental antes de precipitarte impulsivamente a negar lo que en él se dice; vas a ver cómo todo se justifica con documentos y relatos objetivos.
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daniel
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 17:27
Juan, ¿no te parece que una lámpara que tiene 111 años, puede haber mermado bastante su capacidad de iluminar, fatiga de material que le dicen, pero que dista mucho de los 1 a 1 y medio que duran actualmente?
Formatos abiertos o cerrados, ojalá la gente se diera cuenta de lo importante que es a la hora de la decisión de los estándares, y se decantara por los abiertos, pero la publicidad manda, y esa es la que te dice que tenés que tirar tu vieja computadora que ya tiene un año y comprarte una nueva...
Soy de los defensores acérrimo de lo abierto, desde el código hasta los estándares, pasando por la educación.
Y si, yo tuve una impresora, de una marca que empieza con E, que hacía mucho que no funcionaba en máquinas con software de Redmond (windows), pero que siguió corriendo e imprimiendo sin problemas cuatro años más, gracias a sistemas operativos de código abierto (Ubuntu, Suse y otras que probé), hasta que finalmente se rompió físicamente, y ya no había repuestos, sino, todavía la estaba usando.
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nicolas
domingo, 5 de agosto de 2012 a las 17:27
dejo un link de una pagina de ciencia española muy bueno que explica un poco mas lo q dice juangarneche http://amazings.es/2011/11/29/obsolescencia-programada-lecciones-de-una-bombilla/
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nestor
sábado, 4 de agosto de 2012 a las 19:15
Muy buen artículo, como es evidente cuando actúa el deseo, ningún producto podrá calmarlo, pues sólo se calma por otro deseo.Pero lo más trágico es que los dueños del planeta no tienen saciada su avaricia, no les alcanza con la ganancia de esos productos de la "obsolescencia programada", creando todo tipo de producto financiero(virtual) no tangible como la anterior economia y llevando a todos los países del 1er.mundo a su mayor recesión, la que, en algún momento tocará a los emergentes en distinto grado.
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juangarneche
sábado, 4 de agosto de 2012 a las 19:15
La combinación perfecta: un poco de paranoia, teorías conspirativas y ausencia total de conocimientos. Si uno se fija en el sitio de la lámpara centenaria hay abundante información acerca de sus prestaciones: inicialmente prevista como de 40 W, actualmente da 6 W. Muy útil. Por otra parte se menciona los estudios que se hicieron para conocer la composición de los filamentos. Mientras a fines del siglo XIX se hacían a base de carbono (y daban menos luz) actualmente se los hace a base de tungsteno el cual levanta más temperatura y da más luz y más cercana al blanco. La autora olvida mencionar que las lámparas incandescentes están siendo reemplazadas por las supuestamente "ecológicas" (una gran chantada) y últimamente por las LED (un gran acierto). Por lo tanto, su documental patina en cuanto a las lámparas, y mucho. Con leer un poco y saber algo de física y química alcanzaba. O con llamar a algún conocido que entienda del tema. De medias de nylon no sé nada, pero respecto a las impresoras hay razones más sencillas para tirarlas: un cartucho de recarga sale más caro que una impresora nueva. Lo que hacen las compañías para que se recurra a su service sí es una chantada, pero hay formas de evitar recurrir a ellos si se lo desea. Entramos allí en un tema mucho más interesante pero mucho más cargado ideológicamente como lo son los formatos abiertos y cerrados. Si los cartuchos fueran de formato abierto se dejaría de depender de las marcas y se podría comprar a quien se quisiera o mantener la impresora con quien se desee. Pero más allá de llamar a su service o al muchacho de la esquina, es un hecho independiente de la vida útil del artefacto. En definitiva, no me convence para nada la historia que propone esta mujer.
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Héctor Pellejero
sábado, 4 de agosto de 2012 a las 19:13
Me parece muy interesante el artículo, como es natural de esperar de 180.
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